Se sabe que se remonta a 1402, cuando el propietario del terreno lo cedió a los “ermitaños de la pobre vida”
El Monasterio de Yuste es mundialmente famoso por ser elegido por el emperador Carlos V para poner su alma allí en paz con Dios después de mandar a todo y a todos a escalfar cebollinos. Pero ¿desde cuándo existe como tal?
Todo tiene un principio en esta vida, y un fin también. El alfa y el omega y todo eso. Pero lo que nos importa en este punto es el origen del Monasterio de Yuste.
Para empezar, dos personajes fundamentales: Pedro Brañes y Domingo Castellanos. Ambos eran monjes ermitaños, es decir, que les sentaba el contacto con los demás como el agua a un gato. Atrás, que diría el Cigala.

Entre 1376 y 1461, que la cosa no acaba de estar clara, decidieron apartarse del mundanal ruido y cortar todo vínculo con la sociedad. Eso, en los siglos XIV y XV. Que estaban hasta los huevos de la vida de su siglo. Benditos ellos que no llegaron a conocer nuestros tiempos… Para ello, decidieron retirarse a la ermita de San Cristóbal, a las afueras de Plasencia. Dato: Plasencia contaba con algo más de 5000 habitantes hacia 1530. Sí, da escalofríos pensar qué pasaría si vivieran en el XX. O en el XXI, que es el bingo de los bingos.
Pero resultó que no estaban contentos con el emplazamiento. Poco recogimiento y todo eso —otras fuentes apuntan a que dejaron de contar con el apoyo del obispado con la llegada al sillón placentino de Vicente Arias de Balboa, que los echó con viento fresco—, por lo que decidieron buscar un sitio más recogido. Lo que viene siendo donde dio Cristo las tres voces. Si Cristo las dio en un lejano desierto, según el Nuevo Testamento, donde renegó del diablo, que lo tentó todo lo que quiso y más—, a voz en grito hasta en tres ocasiones. De ahí el origen de la expresión—, Pedro y Domingo lo hicieron en unos terrenos unos terrenos en plena Sierra de Tormantos propiedad de Sancho Martín que cruzaba un arroyo llamado Yuste.

Total, que en menos que canta un gallo comenzaron a llegar más y más adeptos a la causa. O sea, gente harta de la vida, que se integró en la Orden de San Jerónimo bajo la protección del infante don Fernando, hijo de Juan I de Castilla y gran protector de la orden.
La cosa tenía que conducir a un fin claro: construir un convento. Así que don Fernando se puso manos a la obra, y en 1407 consiguió una bula de su santidad Benedicto XIII para Juan de Robledillo y Andrés de Palencia en nombre de sus hermanos. El 25 de junio de 1409 consta por carta que se fundó el Monasterio de Yuste gracias a la ayuda, entre otros, del arzobispo de Santiago, don Lope de Mendoza, y de García Álvarez de Toledo, tercer señor de Oropesa, así como de la familia Zúñiga.

En consecuencia, allí comenzó a construirse un monasterio y una capilla dedicada a San Pablo (el primer monje ermitaño).
Lo demás ya es historia 😊
Víctor Fernández Correas ©