¡Ven a la Ruta del Emperador!

Tres localidades, diez kilómetros y muchas actividades te esperan el sábado 4 de febrero

Una ruta que ya es historia de España, tres localidades cargadas de historia y un programa completo de actividades. Es el último aviso para que participes en la XXIV Ruta del Emperador.

Jarandilla de la Vera, Aldeanueva de la Vera, Cuacos de Yuste…

La Vera de Cáceres.

Una esquina, un silencio. Una voz que lo rasga. Serena, clara. Una voz joven, risueña, que hace partícipes a los demás de su alegría. Canta desde una ventana para quien la quiera escuchar:

Viva, viva la flor de la oliva
viva, viva la flor del romero
la flauta y el violín,
la pandereta y los hierros

¡Que sale el emperador!, oye gritar a lo lejos. Ese hombre, el más poderoso del mundo, marcha camino de su descanso en la morada de los monjes. Allí arribita, al pie de la Sierra de Tormantos; donde, dicen, han visto a una joven asilvestrada que se dedica a engatusar a todo mozo con el que se topa. Dicen. Que no vuelven. Que se encela, goza con ellos y luego los mata. Se hace llamar la Serrana, y de buena ni una miajina.

Sale el emperador para no volver. Se marcha para su retiro en la sierra, para el monasterio del que dice que ya no saldrá. Dicen que lo acompañará poca gente; que la suya de armas no servirá más a ningún señor. Eso les han ido decir conforme se acercaba el momento. Oye un estruendo, como de armas cayendo al suelo. Será eso, será su lenguaje.

Se va para no volver atravesando Aldeanueva con su fuente de los ocho caños, cuya agua canta igual de bien o más que la joven de la ventana; y Quacos, que es villa de bien y mucha importancia, pues a un cuarto de legua se levanta el monasterio al que el césar marcha a descansar.

Esta contenta la joven, que levanta la vista para ver pasar la comitiva en la que marcha el emperador. Calla de repente. Silencio. Rostros serios, miradas bajas, botas que pisan el suelo, caballos que arrastran la impedimenta imperial. Duro y largo el camino por delante. Sol en el cielo y nubes de polvo al paso de la comitiva, que se aleja. El emperador viaja en su litera. Irá gozoso, pues tendrá ganas de estrenar su morada junto al monasterio. Buen viaje, le desea la muchacha. Ve que la comitiva ya está lejos. Sonríe. Y canta:

Padre nuestro que estás en el cielo
que bien se compone mi morena el pelo
que santificado que sea tu nombre
que bien se lo peina, que bien se lo pone

Sábado 4 de febrero, XXIV Ruta del Emperador. ¡Te esperamos!

P.D: Adolfo, ¡te echaremos mucho de menos!

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